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sábado, 12 de diciembre de 2009

Se castra para no ser infiel a su mujer!

Este colombiano de 40 años es un ejemplo para todos: un cristiano ejemplar que, siguiendo las directrices de La Biblia, se castró con una cuchilla de afeitar para evitar ser infiel a su mujer.

Parece ser que Luis Alfonso Sánchez, que es el nombre de nuestro héroe, se entretenía leyendo las Sagradas Escrituras cuando llegó al evangelio de San Mateo. Allí recibió un mensaje directo y claro: “si tu mano o tu pie te hace pecar, córtatelo y arrójalo porque más te vale entrar en la vida manco o cojo que ser arrojado al fuego eterno con tus dos manos y tus dos pies“.

Luis, haciendo una interpretación inteligente de ese párrafo, vió la luz y llegó a la conclusión de que ni su mano ni su pie tenían culpa alguna del pecado que estaba tentado a cometer. No, esos manojos de dedos no tenian la culpa, la culpa era de sus pompones. Sí, los pompones ¿no sabes qué son? Sí hombre; los gemelos, las pelotas, los pendientes reales, las canicas, los webines, las campanas, los herederos, las bolas, los cataplines, cascarones, cascabeles, nueces, ciruelotes, mismísimos, perlones, albóndigas, kinders, mac pollo femenino (*)… en una palabra, las culpa era de sus testículos.

Así que, sin pensarlo dos veces, cogió una mugrienta cuchilla de afeitar y las agujas e hilo que usaba con las vacas y los cerdos y se puso manos a la obra. Luis, que es granjero, dice que “a los perros y los cerdos les hago los mismo, y a los tres dias están sanos”.

Sus pompones rodaron por el suelo, el se sintió ungido por la gracia divina, y el médico de guardia tuvo que hacer virguerías para curarle la brutal infección que se provocó por no haber desinfectado la zona cuidadosamente antes de cumplir los designios del altísimo.

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